-¡Tú no puedes¡. ¡Tú no sabes! Frase que le dice la madre o padre a su hije cuando se está atando los cordones. O cuando sube a un árbol (Además haciendo un pronóstico de futuro –“¡que te vas a caer!”), hacer un plato de cocina, hacer una reparación de un objeto, cuando está dibujando o pintando y le decimos que lo hace mal. … En otras ocasiones acabamos por decir –“¡Ya lo hago yo!”. Cuando está intentando vestirse. Y así en muchos momentos en su infancia.
No somos conscientes del poder de las palabras, de las conductas que tenemos con nuestras criaturas. Y le repetimos de diferentes formas que son “torpes”, “ que mejor no probar”, “que mejor pedir ayuda”, “que no son capaces”. Hasta que llega el fatídico día que ya no hace falta que se lo digas porque ya lo ha aprendido. Ya lo ha interiorizado y convertido en parte de su identidad y de su percepción de sus capacidades.
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